Con el apoyo de Fundación Gloria Kriete (FGK), la Fundación para la Educación Superior (FES) de la Escuela de Economía y Negocios (ESEN) publicó su octavo Cuaderno (2023) titulado “¿Qué necesito aprender para ser parte de la Revolución 4.0?: La percepción de los actores salvadoreños sobre los desafíos de educar para el futuro”.
“Uno de nuestros pilares es la educación y la formación, apoyamos este tipo de iniciativas que nos ayudan en la toma de decisiones y estrategias para sacar provecho del potencial de las tecnologías de la IA, al tiempo de velar por que su aplicación en contextos educativos responda a los principios básicos de inclusión y equidad”, comentó, Juana Jule, directora ejecutiva de Fundación Gloria Kriete.
Esta investigación detalla los desafíos que enfrenta el sistema educativo, debido a los cambios en la esfera productiva, que están detrás de la Revolución 4.0, y que se refiere a un mundo altamente conectado, de ingeniería avanzada y gran conectividad, entre otros aspectos.
En este nuevo contexto, “la velocidad de los cambios tecnológicos presenta un reto para los sistemas educativos, que deben preparar a las personas para las demandas del futuro. Las competencias digitales son esenciales, pero también lo son habilidades socioemocionales como el pensamiento crítico, la creatividad, la resiliencia y la inteligencia social. Estas habilidades permitirán a los individuos adaptarse y prosperar en un entorno laboral en constante evolución,” declaró José Everardo Rivera Bonilla, director general de la ESEN.
Según un sondeo hecho a directores de colegios, aún no hay un conocimiento homogéneo de la importancia de estas competencias y, menos aún, se están enseñando de forma sistemática. Por ejemplo, a pesar de que el 95 % de los directores dice conocer cómo se enseña la creatividad, solo el 31.5 % dice que se forma totalmente en sus colegios. De un 40 % que dice conocer la importancia y cómo se forma la gestión de la información, solo el 12.5 % afirma que dicha habilidad se forma totalmente en su institución.
Por su lado, el estudio plantea que los mercados laborales salvadoreños están en línea con los internacionales ya han empezado a cambiar los requerimientos de reclutamiento, enfatizando las habilidades blandas. Habilidades como la autogestión, la disciplina, la comunicación y el trabajo en equipo son demandadas en el nuevo entorno laboral. Según una encuesta a decanos de universidades con carreras STEM, la mayoría (más del 70 %) considera que las habilidades blandas como el liderazgo y la toma de decisiones, la cooperación y la autogestión son esenciales para que sus estudiantes se inserten exitosamente en el mercado laboral actual y futuro.
Sin embargo, dicha encuesta y un análisis de planes de estudio revela que los énfasis en la formación superior son técnicos y no humanos. Habilidades técnicas como el pensamiento crítico y la resolución de problemas se forma en más del
80 % de las facultades consultadas, mientras que las habilidades más humanas, como el trabajo en equipo y la comunicación se forman en menos del 60 % de las facultades. Hace falta alinear las propuestas formativas con las necesidades del contexto, especialmente cuando están surgiendo nuevos perfiles laborales y se recluta a nivel internacional con la posibilidad de trabajo remoto.
En un contexto como el salvadoreño, incorporar este nuevo marco de competencias es particularmente desafiante debido a la existencia de vacíos en conocimientos fundamentales, como la lectoescritura. Como destaca la doctora Carolina Rovira, uno de los autores de la investigación, “una conclusión importante de la investigación es que el sistema educativo debe centrar esfuerzos en cerrar brechas de aprendizaje fundamentales incorporar nuevas competencias, no solo en sus estudiantes, sino también en sus docentes. La Revolución 4.0 está pidiendo más a la escuela, como la formación de competencias digitales, pero esto no puede darse sin antes saber leer y escribir”.
El desarrollo de este Cuaderno ha contado con la participación de expertos en tecnología y actores clave de la educación en El Salvador. Este esfuerzo ha sido apoyado por la Fundación Gloria Kriete (FGK) y la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).