REGIONAL: EL FUTURO DE LAS RELACIONES LABORALES, un evento que reunió a expertos, líderes empresariales y expertos en materia laboral de la Región, Panama y Republica Dominicana, para discutir los retos y oportunidades en el ámbito laboral de la región.
El foro, que se llevó a cabo en el Hotel Sheraton Presidente este 18 de octubre, abordó temas cruciales como las necesidad de actualizar los marcos normativos laborales y garantizar la protección de trabajadores en los nuevos entornos laborales, impulsados por los avances tecnológicos como la automatización y la Inteligencia Artificial, así como el teletrabajo.
Según un informe del Foro Económico Mundial (2020), se estima que para 2025, 85 millones de empleos podrían ser desplazados por la automatización, mientras que 97 millones de nuevos roles emergentes podrían surgir, lo que significa que muchas posiciones actuales serán transformadas por la tecnología.
En Centroamérica, donde la informalidad laboral alcanza niveles alarmantes —hasta un 60% de la población trabajadora en algunos países como Honduras y Guatemala (OIT, 2021)— es crucial que se implementen regulaciones que garanticen la protección de los derechos de los trabajadores en este nuevo contexto.
Necesidad de una nueva legislación
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha señalado que la falta de regulación adecuada puede llevar a un aumento en la precariedad laboral y en las desigualdades sociales.
“En El Salvador, el actual Código de Trabajo, que data de 1972, no contempla aspectos como las dinámicas del trabajo remoto, la economía colaborativa y la automatización, lo que deja a varios sectores de trabajadores desprotegidos. Para el 2025 se espera en materia laboral la entrada en vigencia de la parte sancionatoria de la Ley de Inclusión de Personas con Discapacidad, la Ley Crecer Juntos, y además, debería haber de acuerdo a
la ley, una revisión del salario mínimo, ya que el Código de Trabajo establece que se debe hacer cada tres años”, señala Jaime Solís, socio de BDS Asesores para El Salvador.
Un estudio de la Universidad de Harvard (2022) concluyó que el 60% de los trabajadores en la región siente que no está preparado para los cambios que trae la digitalización, y solo el 30% ha recibido formación adecuada para adaptarse a nuevas tecnologías.
Esto refleja una clara necesidad de reformas que incluyan capacitaciones y garantías laborales para estos nuevos empleos.
Avances en derecho laboral en la región
A pesar de los desafíos, varios países de Centroamérica han comenzado a dar pasos hacia la modernización de sus leyes laborales, entre ellos:
El Salvador aprobó la Ley de Teletrabajo en 2020, una herramienta que da
legalidad y regula al sector de teletrabajadores.
Panamá aprobó el derecho a la desconexión digital en 2020, luego que el 2019 promulgara una ley que regula la modalidad de teletrabajo en el país. Esta ley de desconexión digital busca proteger el derecho al descanso ya la conciliación de la vida laboral y familiar de los trabajadores.
Costa Rica también aprobó en 2022 una reforma al Código de Trabajo que
garantiza el derecho a la desconexión laboral en el teletrabajo.
República Dominicana: Actualmente trabaja en una reforma integral al Código de Trabajo que incluye la figura del teletrabajo, especificando que los empleadores deben suministrar los equipos y logística adecuados para los empleados trabajar desde sus casas y garantizando la seguridad social a los teletrabajadores.
Llamado a la acción
El avance de la tecnología y las relaciones laborales que está generando hacen necesario considerar urgentemente reformas profundas a las normativas laborales que contemplen:
Protección de datos: Garantizar la privacidad y seguridad de los trabajadores y usuarios en el uso de tecnologías.
Capacitación y reentrenamiento: Incluir programas de formación que preparen a la fuerza laboral para los empleos del futuro.
Derechos laborales en la economía digital: Regular las condiciones laborales en plataformas digitales y trabajos remotos.
Inclusión: Asegurar que todas las reformas se implementen de manera inclusiva, beneficiando a los grupos más vulnerables.
La transformación del mundo laboral no solo depende de la tecnología, sino también de nuestra capacidad como sociedades para adaptarnos y proteger los derechos de todos los trabajadores.